I.
CONTEXTO HISTÓRICO
La situación de Italia en el siglo XIX está caracterizada por:
- La lucha anticlerical, es decir, el gobierno se afana en eliminar la fe
católica de toda Italia. Esta pugna contra la Iglesia es creada y dirigida por
los masones.
- Entre los años 1840 - 1860 se inicia la revolución por la unificación de
Italia. Esta revolución afecta también a los religiosos, pues son reclutados
para luchar por la reunificación de Italia. A causa de esta revolución se daña
la fe de la gente sencilla, se deja de lado la fe cristiana y se empieza a
vivir como si Dios no existiera.
- En el plano religioso es la época en la que surgen muchos santos, empezando
por el más conocido san Juan Bosco, san José Benito Cottolengo, san José
Cafasso, san Leonardo Murialdo, entre otros.
II.
NACIMIENTO Y NIÑEZ
- José Marello nació en Turín el 26 de diciembre de 1844, en una casa situada
cerca de la parroquia Corpus Domini.
Sus padres fueron: Vicente Marello y Ana María Viale. Era el segundo matrimonio
de don Vicente, pues su primera esposa había fallecido. Ellos vivían en Turín
por razones de negocios. El padre había nacido en San Martino Alfieri, un
pequeño pueblo cercano a Asti. La madre había nacido en Venaria Reale,
localidad poco distante de Turín. Don Vicente se ocupaba en el negocio de los
quesos, pues en ese tiempo era muy productivo. La madre se dedicaba al cuidado
de la familia.- José Marello fue bautizado el mismo día de su nacimiento En la parroquia del
Corpus Domini. Se le impuso tres nombres: José Alfredo Esteban. Los nombres del
abuelo paterno, del padrino y del santo del día.- Su madre falleció en 1848. Sufrió bastante, pero ella le había enseñado que
tenía otra madre en el cielo, y muy confiado se abandonó a ella. El que sufrió
más fue su hermano Víctor que solo tenía dos años. Su tía se encargaría de
criarlos con la misma ternura, con la misma delicadeza de una madre.- Vivió su niñez en San Martino Alfieri (Asti). El Párroco era Juan Bautista Torchio.
Él fue quien le orientó y le ayudó a progresar en los buenos modales y en el
amor de Dios.
III.
EN CAMINO AL SEMINARIO
- Por ser José Marello el mejor alumno
al terminar la primaria su papá lo premió llevándole al Santuario de la Virgen
de la Misericordia en Savona, una ciudad cercana al mar. Un paseo que marcará
su vida para siempre. Su vocación surgió delante del altar de la Madre de la
Misericordia. Él oraba ante la imagen de la Madre y fue cuando
"experimento" la llamada de Dios para hacerse sacerdote. De regreso a
casa le comunicó a su padre su deseo de ingresar al Seminario, pero su padre no
estaba de acuerdo. Pero ante la súplica sincera del niño cedió.- José aún no cumplía los doce años cuando el 31 de octubre de 1856 ingresó al
Seminario de Asti con el propósito declarado abiertamente: "Quiero hacerme
sacerdote". Fue un día que jamás olvidará. Fue con sus compañeros a
visitar al Obispo de Asti a un castillo ya que estaba arrestado por las leyes
masónicas. El 9 de noviembre, unos días después de su ingreso, José vistió el
hábito propio de los seminaristas de su tiempo. Sus clases comenzaron el 4 de
noviembre. Los neo-seminaristas eran 25 jovencitos de su misma edad.
IV. MOMENTOS DIFÍCILES (1856-1863)
- La guerra entre Italia y Francia hizo que los seminarios se convirtieran en
hospitales. Debido a esta situación involuntaria los seminaristas tuvieron que
buscar alojamiento en familias cercanas y seguir estudiando ya no en el
Seminario, sino en la sede Arzobispal, todo esto clandestinamente. Les faltaba
la presencia del Rector que en un Seminario hace la figura del padre.
- Dado que José era un joven brillante en los estudios, el padre más de una vez
lo incitó a dejar el Seminario. Ante la presión de la insistencia, dejó que se
enfriara su gran ideal de ser un santo sacerdote.
- En esos momentos de guerra y de conflictos, José guardaba dos sentimientos:
por un lado, la incitación natural de las pasiones a participar activamente en
la guerra de la unificación, y, por otro lado, el abandono de la vida común que
llevaba en el Seminario le causó confusión y enfriamiento en la vida
espiritual. La aspiración de trabajar por los más necesitados la tuvo en un
plano solamente filantrópico. El escándalo de unos sacerdotes que olvidándose
de que eran ministros de Dios se habían dedicado a participar activamente en la
guerra de Italia. Se decía: "Para ser así, mejor no ser sacerdote".
En definitiva, le invadió el espíritu mundano por lo cual perdió de vista el
gran ideal que albergaba en su corazón.
- Cuando salió del Seminario su padre se contactó con un amigo suyo, el
ingeniero Bechis, a quien le encomendó su hijo para que le enseñara geómetra
(ingeniería, se diría hoy). En una ocasión este ingeniero le comentó a José que
"él no había nacido para el mundo, sino para ser un sacerdote".
- Al mismo tiempo, se comprometió a en apostolado en la prensa, en la simple
filantropía, pero cada vez más se convencía de que todo eso que le había hecho
salir del Seminario no le llenaba el corazón y que le producía una gran
insatisfacción.
- Igual que en el Seminario, José resultó brillante en los estudios como
geómetra. A pesar de todo sus nuevas ocupaciones y estudios siempre le dejaban
una sensación de vacío. En los primeros días de 1963 cayó gravemente enfermo de
fiebre tifoidea y en esos tiempos contraer esta enfermedad era sinónimo de
muerte ineludible. En esos delirios de fiebre le parecía tener continuamente
delante de sus ojos un hábito talar (sotana). Entendió que era un aviso del
Señor. La Virgen Madre "con voz interior le aseguro que era voluntad de
Dios que él volviera a los estudios eclesiásticos. De otra manera ella se lo
llevaría de este mundo". Cuando bajó la fiebre temporalmente, le comunicó
a su padre que si quería tenerlo vivo lo dejara volver al Seminario. Su padre
asintió y en una semana estuvo recuperado complemente.
V.
DE REGRESO AL SEMINARIO
- José Marello Regresó al Seminario el 9
de febrero de 1864. Sus amigos más íntimos fueron cinco: Esteban Delaude; José
Ríccio; José Fagnano; Egidio Motta; Esteban Rossetti. En su carta numero 9
expresaba "Coordinar todos nuestros pensamientos, todos nuestros afectos,
todas nuestras potencialidades en una idea fija. Vivir en aquella idea,
exaltarse, sublimarse, multiplicarse en aquella idea".
- Así fue ordenado en la Catedral de
Asti el 19 de setiembre de 1868, junto a otros 10 sacerdotes, entre ellos sus
amigos más entrañables. Fue ordenado por la imposición de manos del Mons.
Carlos Savio, Obispo de Asti. El pensamiento que escogió para la estampa recuerdo
de su Primera Misa fue "Amado en el Señor, acepta este recuerdo que en el
día más hermoso de su vida te ofrece el neo sacerdote, José Marello, con
ocasión de su primera Misa".
- Su primer trabajo del neo-sacerdote
Marello fue ser secretario de su Obispo Carlos Savio, por lo cual lo acompañó
al Concilio Vaticano I, convocado por el papa Pío IX, el mismo que declara a San
José Patrono de la Iglesia Universal el 8 de diciembre de 1870. Asimismo el Padre Marello entre los años
1880-1888, ocupó los siguientes cargos: Examinador prosinodal, Canciller de la
Curia, Canónico honorario, Canónico efectivo, Director Espiritual en el
Seminario de Asti.
VI.
FUNDADOR
- Mediante la carta 76 del 25 de octubre de 1872 al canónigo Cerruti, el
sacerdote Marello tuvo la primera idea de formar una compañía de laicos
denominada Compañía de San José, con las siguientes características:
a Tener como fin cuidar los intereses de
Jesús, es decir promover los intereses de la Iglesia
b. Los miembros pueden ser todos aquellos que deseen unirse a estos intereses
con todas sus fuerzas, buscando ocasiones y modos a colaborar en este fin.
c. Los principios fundamentales son la fe ciega en la providencia, la caridad
manifestada individual y comunitariamente y la obediencia a las disposiciones
superiores.
d. El modelo en que ordenarse es San José, quien fue el primero, el mas
diligente, dedicado y atento a cuidar los intereses de Jesús.
- El 14 de marzo de 1878, José Marello funda la congregación de los Oblatos de
San José. La carta 95, del 4 de noviembre de 1877, considerada la carta de
fundación expresa: "Aquel que... desee seguir más de cerca al Divino Maestro con
la observancia de los Consejos Evangélicos, encontrará abierta la Casa de San
José, donde, retirándose con el propósito de permanecer escondido y
silenciosamente activo en la imitación de aquel gran modelo de vida pobre y
escondida, tendrá modo de hacerse verdadero discípulo de Jesucristo"
- La Congregación fue fundada en un
cuarto del Hospicio Michelerio, en Asti. El cuarto estaba dividido en dos
partes por una cortina y tenían unos servicios muy modestos. La frase:
"Sean extraordinarios en las cosas ordinarias" significa la
excelencia con que deben ser hechas las labores ordinarias de cada día. Los 4
primeros Oblatos se dedicaron a: La Catequesis y el cuidado de los jóvenes,
ayuda a las parroquias, servicio caritativo en el Orfanato Michelerio.
- San José fue elegido como modelo y patrono de la Congregación porque a
nuestro padre Marello le fascinaba la
actitud de servicio, la obediencia inmediata, la humildad y el trato íntimo de
san José con Jesús. Y quiso que sus hijos vivieran con las mismas disposiciones
y actitudes que san José.
- La identidad (carisma) de la Congregación que había fundado será reproducir
en su propia vida y en su apostolado el misterio cristiano como lo vivió san
José en la Unión con Dios, en la humildad, en una vida silenciosa, en la
aplicación del trabajo, en la entrega "a los intereses de Jesús"
- Mons. Ronco sucedió al Mons. Savio en la dirección de la diócesis de Asti.
Antes de la muerte de José Marello, Mons. Ronco se vio muy indiferente y frío
ante la Congregación que empezaba a crecer. Después de la muerte del fundador,
Mons. Ronco se ofreció para ayudar a salir de las dificultades a la
Congregación que había quedado huérfana; gracias a él la Congregación sigue
existiendo hoy.
VII.
JOSÉ MARELLO OBISPO
- José Marello fué nombrado Obispo de
Acqui el 23 de noviembre de 1888 y ordenado Obispo el 17 de febrero de 1889. Su
ordenación episcopal se realizó en la Iglesia de la Inmaculada Concepción en
Roma y fue conferida por manos del Cardenal Rafael Mónaco. Las palabras:
"lter para tutum" (Prepáranos un camino seguro) de su escudo
episcopal significa la confianza que depositó en María para cumplir fielmente
su ministerio pastoral. Durante su obispado Mons. Marello escribió 7 fervorosas
cartas pastorales dirigidas a los fieles del rebaño encomendado, sobre temas
como la penitencia, la catequesis y la educación de los niños y jóvenes en la
familia, entre otros
VIII.
SANTA MUERTE
- Invitado para las celebraciones del
tercer centenario de San Felipe Neri, el Obispo Marello viajo a Savona, donde
recayó gravemente de la enfermedad que lo aquejaba. Como misterioso designio su
última Misa la celebró el 27 de mayo de 1895, en la cripta de la Virgen de la
Misericordia, en Savona, en la misma donde escuchó la llamada de Dios.
- Mons. José Marello ofreció su santa Muerte a favor de su querida
congregación, exactamente, para la existencia de la misma. Este testamento, lo
recibió su Vicario general, Mons. Pagella.
- Sus restos mortales fueron trasladados de Savona a Acqui; fueron muy solemnes
sus funerales. El 4 de junio de 1895 sus restos mortales fueron depositados en
el sepulcro de los obispos de Acqui. En 1923 los restos del Mons. Marello
fueron trasladados a Asti, a la Casa Madre, cerca de los suyos. Hasta ahora
reposan allí sus restos esperando la resurrección final.
- El Papa Pablo VI, lo declaró Venerable el 12 de junio de 1978.Fue beatificado
el 26 de setiembre de 1993 por el Papa Juan Pablo II en Asti. El milagro que
hizo posible su beatificación ocurrió en 1944. El clérigo Aldo Falconetti,
nacido en 1921, enfermó gravemente de meningitis tuberculosa, ya a punto de
morir, pero el primero de abril sanó improvisamente, después de haber rezado
con fe a su Padre Fundador. El 25 de noviembre de 2001 fue canonizado por el
Papa Juan Pablo II, en Roma. El doble milagro para su canonización ocurrió en
tierras peruanas. Dos hermanos; Isela (8 años) y Alfredo (10 años) en el caserío
de Ranquish de la Provincia de Pomabamba, enfermaron gravemente de bronco
neumonía. Ante la gravedad de la enfermedad sus padres no podían hacer nada,
pues el centro de salud más cercano se hallaba a 6 horas de camino. Y también
carecían de recursos económicos para acudir a pedir sus servicios. Entonces, su
madre rezó con fe al Beato José Marello por la salud de sus niños. Al día
siguiente la fiebre delirante había desaparecido y los niños habían sanado.
(Agradecimiento a: Seminario Mayor Casa de San José - Huachipa, Lima - Perú)